jueves, 20 de febrero de 2014

Sobre complejos y caricias.

No sé si le pasará a todos eso de tener alguna o varias partes del cuerpo que no logran querer o siquiera aceptar y que la tan sola idea que otra persona le ponga atención a esa parte del cuerpo o, peor aún, que llegue a tocar o acariciar esa parte de su cuerpo les aterroriza, quizá por pensar que esa persona llegará a sentir el mismo rechazo que uno siente hacia esa zona.

Mi vientre prominente y mis gorditos han sido y serán, mientras no logre deshacerme de ellos, mi gran trauma. Odio verlos en el espejo, odio sentirlos, odio... su mera existencia. La idea que una mano ajena o que una caricia se posara sobre estas zonas... ¡impensable!, ¡inaceptable!, ¡tragedia total!

Hasta que fueron esas manos las que los recorrieron. El primer impulso fue el esperado, querer alejar la atención de esa zona, una vez superado el primer impulso todo fue... mágico. La sensación de saber que alguien puede ver y sentir mi vientre y gorditos sin sentir el rechazo que yo siento por ellos fue indescriptible. Sentirme aceptada tal y como soy, uno de los regalos más grandes que me podrían haber dado.


El final de una canción sonó en mi cabeza mientras escribía esto
Stripped of all make up, no need for fancy clothes
No cover ups, push ups
With him, I dont have to put on a show
He loves every freckle, every curve, every inch of my skin
Fulfilling me entirely, taking all of me in
He's real, he's honest, he's loving me for me.

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